“Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido…” Lucas 18:14
Recientemente sentí la necesidad de aprender a contar la parábola del fariseo y el recaudador de impuestos en rohingya. Casi al mismo tiempo, en una lección con mi tutora de idioma, ella me contó una parábola de su cultura sobre el egoísmo. Le pregunté si creía que ser egoísta era un pecado. Respondió que es simplemente parte de la naturaleza humana y que el egoísmo solo es pecado si se actúa.
A medida que la conversación continuó, dio ejemplos de cómo la gente actúa con egoísmo de forma externa y pecaminosa. La comparación es común en la cultura rohingya. Hablamos de cómo tendemos a pensar que los “pecados pequeños” del corazón no son gran cosa porque vemos los “grandes” pecados externos de otros. Es fácil llamar pecado al asesinato, pero la amargura hacia un amigo que te hirió parece justificada.
Le compartí la parábola del fariseo y el recaudador, y cómo solemos consolarnos comparándonos con otros: “Bueno, al menos no hice lo que fulano hizo”. Sin embargo, esta parábola enseña que el corazón humillado en arrepentimiento ante Dios es verdaderamente perdonado, mientras que el corazón orgulloso que se compará permanece en pecado.
Rita escuchó y estuvo de acuerdo; le encanta intercambiar parábolas e historias de nuestros libros sagrados. Recientemente, un amigo y yo tuvimos la oportunidad de compartir las Buenas Nuevas con Rita durante una lección de idioma, ¡y pidió escucharlas otra vez! En nuestras conversaciones, siempre está claro que está luchando por conciliar lo que cree con lo que creemos, y pedimos a Jesús que se encuentre con ella en esa lucha.
- Ora para que el Espíritu Santo traiga humildad y arrepentimiento a los corazones de los rohingya en todas partes.
- Ora para que Rita tenga ojos espirituales para ver y creer la Verdad que ha escuchado.